SAN AGUSTÍN


INFANCIA Y ADOLESCENCIA DE SAN AGUSTÍN.


Aurelio Agustín nació el año 354 d.c.en Tagaste, ciudad situada en la antigua provincia romana de Numidia (conocida en la actualidad como Souk Ahras, en Argelia). Hijo de Patricio, un pequeño propietario rural, y de Mónica, nació en el seno de la familia con una posición económica desahogada, aunque no exenta de esporádicas dificultades económicas, lo que le permitió acceder a una buena educación. Sus primeros estudios los realizará en Tagaste, continuándolos, el año 365, en la cercana ciudad de Madaura (aunque se verá obligado a interrumpirlos el año 369 por dificultades económicas); a partir del año 370 estudiará en Cartago, dedicándose principalmente a la retórica y a la filosofía, destacando de una manera especial en retórica, y encontrando dificultades en el aprendizaje de la lengua griega, que nunca llegó a dominar.
Pese a los esfuerzos de su madre, Mónica, que le había educado en el cristianismo desde su más tierna infancia, Agustín llevará en Cartago una vida disipada, muy alejada de las pretensiones de aquella, orientada hacia el disfrute de todos los placeres sensibles. En esa época convivirá con una mujer con la que mantendrá una relación apasionada y con la que tendrá un hijo, Adeodato, el año 372
La lectura del Hortensio de Cicerón le causara una honda impresión que le acercará a la filosofía, adhiriéndose a las teorías de los maniqueos, hacia el año 373. Luego de un año en Tagaste, donde enseñará retórica, regresa a Cartago, donde abrirá una escuela en la que continuará sus enseñanzas hasta el año 383 en que, tras el encuentro con Fausto de Milevo, a la sazón el más destacado representante del maniqueísmo norteafricano, decepcionado, abandonará el maniqueísmo.
Ese mismo año se trasladará a Roma, y luego a Milán, donde enseña retórica. De nuevo la lectura de Cicerón, ya abandonado el maniqueísmo, le acercará al escepticismo de la Academia nueva, hasta que escucha los sermones del obispo de Milán, Ambrosio, que le impresionarán hondamente y le acercarán al cristianismo. En el año 386 se convierte el cristianismo.
 José López Fernández- Roldán.  Nº 22   1ºbach B


RELACIÓN ENTRE RAZÓN Y FE PARA SAN AGUSTÍN:


La obra de San Agustín de Hipona supone la primera gran síntesis entre el cristianismo y la filosofía platónica. Aunque inspirado por la fe, el pensamiento de San Agustín dominará el panorama filosófico
cristiano hasta la aparición de la filosofía tomista (filosofía de Santo Tomás de Aquino), ejerciendo un influjo considerable en la práctica totalidad de pensadores cristianos durante siglos.
Para San Agustín, razón y fe se complementan mutuamente y constituyen la sabiduría cristiana. San Agustín no busca la verdad de la ciencia, sino de la sabiduría, para solucionar el problema del hombre. Le mueve sobre todo el ansia de felicidad.
Desde el plano antropológico y práctico-moral, ve que la razón sola no puede resolver definitivamente el misterio del hombre, ya que no alcanza la verdad plena acerca de Dios. La fe, para san Agustín, es necesaria para conocer la verdad de la sabiduría. La razón no opera sobre el contenido de la fe, sino sobre el hecho de la misma. Y para creer razonablemente no es necesario filosofar, sino tan solo pensar.

Una preocupación fundamental en San Agustín es la inteligencia de la verdad revelada. De ahí que, en su punto de partida, el camino a seguir no es de la razón a la fe, sino a la inversa, de la fe a la razón. Sólo por la fe en las Escrituras podemos conseguir cierta comprensión racional de las mismas.
Para san Agustín Dios es la eterna verdad, el principio de todo lo que existe y la fuente de la felicidad perfecta.
Siendo la comprensión de la verdad revelada un objetivo fundamental del conocimiento humano, no hallamos en San Agustín una delimitación estricta entre el campo de la fe y el de la razón. Ambos conocimientos están en íntima relación, pues pretenden el mismo objetivo. Por ello no es necesario delimitar fronteras, sino al contrario remarcar el carácter de mutua colaboración y solidaridad. Fe y razón no son, pues, dos conocimientos divergentes ni paralelos, sino que convergen en íntima colaboración.

"CREE PARA COMPRENDER" (San Agustín)
"EL HOMBRE EXISTE, VIVE Y ENTIENDE" (San Agustín)



Inés Martín Cruz nº24 1ºBach B



Temas Filosóficos de San Agustín


San Agustín sentó las bases filosóficas de la Edad Media, y con él, la filosofía sobrevivió en el pensamiento medieval.

Algunos de los temas fundamentales son:

·       Teoría de la historia: San Agustín originó muchas ideas filosóficas, una de ellas es la siguiente. Dios existe fuera del tiempo, comenzó con la creación del mundo a partir de la nada. Antes de esta creación no existía ni tiempo ni historia. Se pasa a una concepción lineal de la historia, que va desde la creación hasta el Juicio final, y que esta dividida en seis etapas. Según su tesis tras la venida de Cristo estamos en la última edad, cuya duración sólo es conocida por Dios.

·       Dios y la creación del mundo: Para San Agustín Dios debe de ser inmutable. Dios es el Ser o la esencia inmutable, sólo quien no cambia ni puede cambiar es realmente el Ser.
Por otro lado interpreta la creación mediante doctrinas platónicas: Dios creó el mundo siguiendo sus propias ideas. Sólo hay Dios y mundo que procede completamente de Él por creación.
Proclama que todo lo que procede de Dios es bueno y que la única fuente de mal moral es la libertad de los seres. San Agustín desarrolla su teoría del Mal a partir de la idea de que como la materia también ha sido creada por Dios no puede ser mala, sino buena.
San Agustín encontró la causa del Mal en el uso incorrecto por parte del hombre de su libertad. El hombre es libre y puede hacer el bien o el mal. Ya que todo lo creado por Dios es bueno, San Agustín describe el Mal como la ausencia del bien.


·       El hombre: La visión de San Agustín sobre el hombre es que éste tiene una sola alma y una sola voluntad. Como consecuencia del pecado original el alma en lugar de dirigirse a Dios  se vuelve hacia la materia y es prisionera del cuerpo, dominada por la ignorancia y los malos deseos y a consecuencia de este pecado original el hombre no puede dejar de pecar. Por ello la humanidad está condenada y sólo Dios con su gracia puede liberar el alma.


"CREER ES ACEPTAR PERO HAY QUE SEGUIR PENSANDO" (San Agustín de Hipona)



María Ramírez  Nº 31  1º B Bach

                              OBRAS DE SAN AGUSTÍN:

Las obras nos han llegado casi en su totalidad y en buen estado. Están enumeradas en las “Retracciones” de Agustín y en el “Indiculus” de San Posidio. Están divididas en:

- Autobiográficas: (las confesiones y las retractaciones.)
- Filosóficas: (la música, el libre albedrío y la inmortalidad del alma, entre otras.)
- Apologéticas: (de la verdadera religión, la adivinación diabólica, y la Ciudad de Dios, entre otras)
- Dogmáticas: (la fe y el símbolo de los apóstoles, ochenta y tres cuestiones diversas, la Trinidad.)
- Morales y pastorales: (la mentira, la bondad de la viudez, la piedad con los difuntos, la paciencia, entre otras.)
- Monásticas: (regla a los siervos de Dios, el trabajo de los monjes, entre otros.)
- Exegéticas: (el Sermón de la Montaña, la doctrina cristiana, ocho cuestiones del Antiguo Testamento, exposición de la Carta a los Gálatas.)
- Polémicas: Escribe contra las herejías en general, priscilianistas, marcionistas y judíos, el arrianismo, los maniqueos, donatistas, pelagianos, contra Juliano y a los monjes de Hadrumeto y de Marsella.
(Sus obras son el don de la perseverancia, tratado de los judíos, la gracia de Jesucristo y el pecado original, entre otros)
- Homiléticas: (Sermones (1º) 1-50: Sobre el Antiguo Testamento.
Sermones (2º) 51-116: Sobre los evangelios sinópticos.
Sermones (3º) 117-183: Sobre el Evangelio de San Juan, Hechos y Cartas de los apóstoles.
Sermones (4º) 184-272B: Sobre los tiempos litúrgicos.
Sermones (5º) 273-338: Sobre los mártires.
Sermones (6º) 339-396: Sobre temas diversos.)
- Cartas:
El extenso epistolario agustiniano prueba su celo apostólico. Sus cartas son muy numerosas y a veces extensas. Fueron escritas desde el 386 al 430. Se pueden haber conservado unas 800.

Pero sus obras más destacadas son:

- La ciudad de Dios: cuyo título original en latín es De civitate Dei contra paganos, es decir La ciudad de Dios contra los paganos, es una obra escrita en 22 libros, que fue escrita durante su vejez y a lo largo de quince años, entre el 412 - 426. Es una apología del cristianismo, en la que se confronta la Ciudad Celestial a la Ciudad Pagana.

El autor estaba conmocionado por la caída de Roma a manos de Alarico I. El desconcierto que provocó la entrada de los bárbaros en la capital del Imperio Romano, donde residía el Papa, y que había sido referente del cristianismo desde Constantino I y especialmente desde Teodosio I, le hizo cuestionarse acerca del hecho de la desaparición de una civilización entera. La respuesta a esta cuestión es que el edificio al cual conviene aliarse y en el cual conviene trabajar no es la ciudad de los hombres, sino la ciudad de Dios. El objetivo de esta obra es, por tanto, examinar la oposición entre ambas ciudades, sus orígenes, su desarrollo y su final.

- Confesiones: es una serie de trece libros autobiográficos, escritos entre el 397 y el 398 d. C. Hoy en día, los libros son normalmente publicados como un solo volumen conocido como Las Confesiones de San Agustín para distinguir el libro de otros con títulos similares como Confesiones de Jean-Jacques Rousseau.

Confesiones es un libro en el que san Agustín escribió acerca de su juventud pecadora y de cómo se convirtió al cristianismo. Es ampliamente aceptada como la primera autobiografía occidental jamás escrita, y se convirtió en un modelo para otros autores cristianos de los siguientes siglos. No es una autobiografía completa pues fue escrita tras sus primeros 40 años de vida y vivió hasta los 76, tiempo durante el cual produjo otros importantes trabajos, entre ellos La ciudad de Dios. De todos modos, proporciona gran información sobre la evolución de su pensamiento en sus primeros años. El libro es un acabado trabajo de filosofía y también un importante aporte a la teología.




Alicia Romero Martín
Nº 34 1º BACHILLERATO B





CONVERSIÓN DE SAN AGUSTÍN

En 385 Agustín se convirtió al cristianismo. Fue en Milán donde se produjo la última etapa antes de su conversión: empezó a asistir como catecúmeno a las celebraciones litúrgicas del obispo Ambrosio, quedando admirado de sus prédicas y su corazón. Entonces decidió romper definitivamente con el maniqueísmo. Esta noticia llenó de gozo a su madre, que había viajado a Italia para estar con su hijo, y se encargó de dirigirle hacia el bautismo.



Durante mucho tiempo consideró la fe católica apta para gente sencilla como su madre Mónica, porque él había puesto todo su confianza en el poder de la razón y deseaba comprender y entenderlo todo mediante sus propios recursos. Era un racionalista en el pleno sentido de la palabra.
Los maniqueos le habían prometido la compresión de los ministerios de la vida, sin necesidad de la fe. Ellos se mofaban de la mera fe y prometían conocimiento. Y , en cambio, exigían creer en multitud de fábulas y absurdos mitos. Estaba desilusionado y su racionalismo hacía agua. A estas alturas dio preferencia a la fe católica, por parecerle más aceptable que la iglesia le propusiese creer lo que no podía ser demostrado por la razón.
" Y ERES TÚ MISMO QUIEN ESTIMULA AL SER HUMANO A QUE HALLE SATISFACCIÓN ALABÁNDOTE, PORQUE NOS HAS HECHO PARA TI Y NUESTRO CORAZÓN ESTÁ INQUIETO HASTA QUE DESCANSE EN TI". (Conf. I, I, I )
Y sacó esta conclusión : si no creemos lo que nos dicen, no podemos desenvolvernos en la vida. Después de perder su fe en el Maniqueísmo, Agustín pasó por una breve crisis de escepticismo, durante la cual desesperó de poder dar con la verdad. ¿ No es cuestión de dudar de todo ? El alcanzar la verdad ¿no es algo superior a la capacidad humana ? No obstante, esta crisis preparó el terreno para la conversión, próxima a llegar.
    La influencia de Ambrosio
  • Muchas personas influyeron en la conversión de Agustín ; especial mención merece San Ambrosio, obispo de Milán. -"Me di cuenta, con frecuencia, al oír predicar a nuestro obispo… que cuando pensamos en Dios o el alma, que es lo más cercano a Dios en el mundo, nuestros pensamientos no captan nada material "-. La lectura de los libros de los filósofos platónicos le dio una penetración más profunda en le mundo del espíritu, y esos escritos le dieron la respuesta al cadente problema del mal.
Toma y lee
"Toma y lee, toma y lee". Él interpretó aquellas palabras como si fueran un mandato divino, abrió la Biblia y leyó el primer pasaje que se ofreció a sus ojos: "Nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos ; nada de rivalidades y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias".(Rom. 13, 13-14). No fue meramente accidental el que un texto del gran convertido, el Apóstol Pablo, fuera el núcleo de la conversión de Agustín . La influencia de Pablo en Agustín continuó a lo largo de toda su vida.

Después de las vacaciones del 386 Agustín dijo adiós al profesorado, y se retiró a la campiña , a Casiciaco, para dedicarse a estudiar, a escribir y a prepararse al bautismo. En la Vigilia Pascual del año 387 recibió el bautismo de manos de Ambrosio, juntamente con su hijo Adeodato y su amigo Alipo. Agustín, como él mismo nos cuenta, había dado el salto: "¿Por qué confías en ti mismo, sólo para convencerte de que no ofreces garantía de seguridad ? Arrójate en sus brazos, no tengas miedo. Él no se echará a un lado para que caigas. Da el salto sin vacilación : Él te abrazará y te curará".

                                                                                    Lourdes García-Rico Espíldora
                                                                                                              1ºBach B     nº13

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